martedì 26 settembre 2017

Escribo desde la misantropía
versos de amor desigual
que huelen a sal y a tiempo;
no hubo adioses, ni enojos,
ni inquietudes, ni fotografías.
En silencio, sólo el gato que maúlla,
y el tintineo de mis dedos
que lloran letras
destinadas a la intemperie.
Y tú, con tu mirada impasible, y con tu voz tan grave,
intervienes en mi obstinado pensamiento
de no querer recordar.
Escribo sobre estas paredes blancas,
que nos vieron nacer,
nuestro abecé eterno,
que descascara otras historias
escritas en conversaciones universales,
y en sudores tibios, y en sábanas revueltas,
y en hojas de papel aquí y allá,
y en diarios censurados por mi voluntad.
En mis sueños, te veré tan lejos
que inventaré nuevos caminos para llegar a ti,
y besaré tu frente, tratando de borrar tus afanes,
y arrullaré sobre mi pecho tus ganas de ser niño.
En mis sueños, crearé colores brillantes para ti,
y correré contigo, y hacia ti,
y abrazaré tu espalda,
y te diré que soy infinitamente afortunada.
Y cuando despierte,

volveré a escribir otra poesía porque ya no estás.

Anaida Sanguino Cárdenas

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