Elegimos escribir nuestra historia en la lumbre;
escogimos, tú y yo, un camino otro,
un cielo otro.
Ya es primavera, y los susurros de nuestras voces,
resuenan entre las hojas de los árboles:
testigos que vieron brotar glicinias
en los lugares que, una vez, nos dieron reposo.
El caprichoso tiempo detuvo su andar,
y olfateó los dulces aromas de nuestras jóvenes cabezas;
el corazón del viento palpitó sobre nuestras bocas,
cuando intentamos darle un nombre nuevo.
De pronto, la noche fue tiñendo la puesta del sol,
escogimos, tú y yo, estrechar nuestras manos,
y guardar silencio.
Anaida Sanguino Cárdenas
Anaida Sanguino Cárdenas
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